lunes, 29 de agosto de 2011

IV ESNA - Declaración de Managua

Declaración de Managua

IVº ENCUENTRO SINDICAL NUESTRA AMERICA

 

L@s 337 delegad@s de 134 organizaciones de trabajador@s de 27 países de nuestramérica, acompañad@s por delegaciones fraternales de Europa y África, reunidos en Managua en el IVº Encuentro Sindical Nuestra América, reafirmamos nuestro compromiso por la defensa de los derechos de los trabajadores,  en la lucha contra el neoliberalismo, el capitalismo y por la transformación social de Nuestra América.

 

Nos reunimos en momentos en que el capitalismo se enfrenta a una  de sus crisis más profunda, integral y sistémica, en la que se hace más evidente que la salvación de la humanidad y de sus habitantes, sólo es posible con un nuevo sistema social, el socialismo.

 

Nos reunimos en momentos en que los imperialistas de la tierra –de nuevo-  hacen uso de la guerra para someter a los pueblos y despojarlos de sus riquezas; como es el caso del pueblo libio, victima de la agresión imperialista de la OTAN asesinando a miles de civiles, que en flagrante violación del derecho internacional y de los derechos humanos, atentan contra la vida y el derecho a la autodeterminación. Condenamos la agresión imperialista, nos solidarizamos con la digna resistencia del pueblo de Libia y llamamos a una activa solidaridad internacional exigiendo el retiro de la OTAN y el derecho de Libia y de los libios a escoger y construir su propio destino.

 

Esa misma política imperialista es la que se aplica contra el pueblo palestino, víctima del despojo de su territorio y de la agresión permanente, que ha cobrado miles de muertos, masacres, persecución, exilio desde el año 1948 por parte de Israel; nos solidarizamos con la justa lucha del pueblo palestino y hacemos un llamado a que se cumpla con el derecho internacional, con las Resoluciones de las Naciones Unidas, de reconocimiento al Estado Palestino con las fronteras de 1967 y Jerusalén Oriental como su capital.

 

Igualmente hacemos un vehemente llamado a que se cumplan con las Resoluciones de las Naciones Unidas, que desde hace varios años atrás, de manera casi unánime, ha resuelto que cese el bloqueo contra el pueblo de Cuba; nos solidarizamos con el digno y solidario pueblo de Cuba que lucha contra las agresiones de todo tipo y construye con nuevos bríos la sociedad socialista. Al mismo tiempo, nos comprometemos a continuar la lucha de manera más intensa por la liberación de los Cinco patriotas cubanos prisioneros injustamente en cárceles de Estados Unidos, hasta lograr más temprano que tarde su regreso a la tierra de Martí y de Fidel.

La lucha de los pueblos por su liberación tiene en esta etapa su prioridad en la lucha contra el neoliberalismo y el capitalismo, sistema que ha empobrecido y ha hecho más desigual la vida de todos los seres humanos en el planeta; esa lucha avanza desde 1999 con el triunfo de la Revolución Bolivariana y los diversos procesos de cambios políticos que se desarrollan en la región, y que tiene como expresión reciente la lucha del pueblo chileno, con la beligerante resistencia a las políticas neoliberales de los estudiantes chilenos; pronunciamos nuestro más profundo rechazo a la represión y muerte producida por el gobierno chileno ante la protesta estudiantil que demanda por el derecho a la educación pública y gratuita.

La lucha de l@s jóvenes chilen@s es parte de la resistencia que en distintas latitudes protagonizamos l@s trabajador@s de todo el mundo ante la brutal ofensiva del capital para superar la actual crisis del capitalismo mundial. Una crisis que se extiende, que tiene múltiples facetas y que desnuda el problema de la humanidad contemporánea y que demanda la construcción de alternativa política y social, de otro orden social. Son luchas que manifiestan una búsqueda de un actor popular global y que se procesa entre los discriminados de Inglaterra, los indignados de España, los ajustados de Grecia. Las luchas que mencionamos fueron protagonistas esenciales en las resistencias de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños en la confrontación contra el ajuste neoliberal para construir una nueva época de cambio político en estos primeros años del Siglo XXI.

Uno de los aspectos más agresivos de la política del poder imperialista es la militarización. En este sentido manifestamos nuestro rechazo a la militarización del continente americano, que tiene su mayor expresión en Colombia, orientada hacia el control de su población y que amenaza a todos nuestros pueblos. Llamamos al gobierno colombiano y a UNASUR a promover procesos de conversaciones con la insurgencia, con el propósito de dar inicio a  "acuerdos humanitarios" que saquen a la población civil del conflicto, que establezca el cese del fuego, y haga viable una solución pacífica en beneficio del pueblo colombiano. La política de militarización en el continente incluye la instalación de bases militares, ejercicios conjuntos, tanto como el restablecimiento de la VIº Flota y la intervención militar en Haití. Debemos movilizarnos exigiendo que nuestro continente sea zona de paz y amistad entre los pueblos para la emancipación.

Por todo lo dicho es que desde el ESNA pensamos que las recetas del G7 y del G20, del FMI y el Banco Mundial no podrán resolver la crisis sino agravarla, llevando a millones de trabajadores al desempleo, la superexplotación, la exclusión y la pobreza. La receta propone que los trabajadores paguen la fiesta de unos pocos y las guerras imperiales que alimentan una vieja y anacrónica estructura neocolonial. La realidad es que frente al fatalismo histórico de quienes nos quieren subordinar al posibilismo, emergen en los cinco continentes los trabajadores y los pueblos para rebelarse y plantear que otro mundo es posible. Tenemos la necesidad y el deber de construir la más extendida y profunda solidaridad y coordinación de los trabajadores y los pueblos que cuestionan a quienes pretenden negociar los alcances de los ajustes. Es necesaria la organización internacional de los trabajadores para la más amplia solidaridad y unidad de acción global.

Las pérdidas de ganancias y la desvalorización del capital más concentrado desde que explotó la crisis en 2007 modificó la orientación de la política de las clases dominantes que no dudaron en rescatar el papel de los Estados nacionales para el salvataje de las grandes empresas en crisis. Lo hicieron con aplicaciones multimillonarias de dinero, o con impagables endeudamientos estatales que condicionan las finanzas públicas y promueven el mayor ajuste social que afectan los derechos de l@s trabajador@s.

La crisis es global y tiene manifestaciones específicas y desiguales en diferentes países. Se expresa hoy con crudeza en el capitalismo desarrollado, poniendo de manifiesto la declinación relativa del poder económico de EEUU y evidencia la necesidad objetivo de un nuevo orden económico mundial al construido desde 1945. Por ello es que responden con violencia y terrorismo global con consecuencias muy graves sobre los trabajadores y los pueblos. El capitalismo en crisis descarga su violencia sobre los pueblos del mundo, con más de 1.000 millones de personas con hambre, pese a la revolución productiva y tecnológica del agro, más para satisfacer el derroche energético que las necesidades alimentarias de la población mundial. Esa miseria convive con la impudicia de la riqueza concentrada.

Por eso, en nuestra América, pese al crecimiento económico el 40% de los hogares son pobres y solo reciben el 15% del ingreso total, mientras que el 10% de los hogares de mayores ingresos perciben el 35%. El 20% más rico absorbe 20 veces más ingresos que el 20% más empobrecido. El hambre en nuestra región lo sufren 53 millones de herman@s, siendo analfabetos el 8,3% de los mayores de 15 años y con una mortalidad infantil de 19 por mil nacidos vivos, que es 60% mayor entre la población indígena. El desempleo oscila entre el 7 y el 10% en nuestros países y la amenaza sobre el empleo, el salario y el ingreso popular se extiende.

Son datos de un territorio rico en recursos naturales, en la producción de alimentos e industrial en general, y con una experiencia destacada en materia de derechos sociales, educación y salud públicas. La liberalización de los últimos años nos deja esta secuela de barbarie que explica la precariedad sobreviviente en nuestros países más allá de un crecimiento superior al promedio mundial.

Queremos cuestionar el crecimiento económico sostenido desde un modelo productivo que afirma la primarización de nuestra región, que reitera la funcionalidad a la demanda de materias primas y recursos naturales del capitalismo desarrollado. El crecimiento no asegura por si mismo soberanía alimentaria, energética, medioambiental, financiera, o económica. Por ello reivindicamos la necesidad de construir otro orden económico y social.

Por eso no alcanza con el cambio político logrado desde la lucha de los pueblos y desde el ESNA nos comprometemos a profundizar la organización y demandas de l@s trabajador@s por afirmar nuestros derechos al "bien vivir" que hoy consagran algunas constituciones en la región; para lo cual necesitamos afianzar procesos de cambios económicos y sociales de carácter nacional e integrados sin la injerencia imperialista, como se construye en el ALBA y recientemente en la UNASUR o la CELAC, siempre que se aceleren procesos de articulación de un patrón de producción y distribución orientado a la valorización del trabajo y a satisfacer las necesidades de la población trabajadora y empobrecida.

Ante la manifestación monetaria de la crisis en curso, nos pronunciamos por la administración soberana de los recursos públicos acumulados en cuantiosas reservas internacionales, para favorecer la soberanía en la producción y los intercambios en nuestra región, eliminando la subordinación a las monedas hegemónicas y privilegiando la construcción de una moneda común regional. Nos pronunciamos por la inmediata construcción del Banco del Sur para la promoción de un desarrollo alternativo al capitalismo en crisis. Se trata de impugnar el orden vigente para generar conciencia entre la población trabajadora y empobrecida que otro mundo sin explotación es posible.

Esa posibilidad se logra desde la unidad de l@s trabajador@s y los pueblos, como lo demuestran las mejores experiencias entre nosotros, en el presente y en la historia por la emancipación. Es el camino que trazaron las resistencias de los pueblos originarios, la gesta por la independencia y más recientemente la lucha por el socialismo de Mariátegui, Sandino, el Che y la revolución cubana, sandinista, bolivariana, comunitaria, ciudadana, y otros procesos de cambio político que se extienden de maneras sostenida en la región.

Ese nuevo tiempo que vive nuestramérica es el que se vive en la tierra sandinista que nos alberga y que se apresta a ratificar el apoyo popular para profundizar los cambios económicos, sociales y culturales imprescindibles para enfrentar al capitalismo y construir el horizonte socialista en esta segunda etapa de la revolución sandinista. Por ello, el IVº ESNA expresa el apoyo al proceso revolucionario sandinista y respalda la candidatura del comandante Daniel Ortega para un nuevo periodo presidencial, convencidos que en las elecciones del próximo 6 de noviembre habrá una nueva victoria del pueblo de Sandino, que será una victoria de todos los pueblos de nuestramérica.

Queremos ratificar desde la tierra de Rubén Darío, Augusto César Sandino y Carlos Fonseca Amador, que nuestra corta historia como ESNA nos confirma la necesidad de articular al movimiento de trabajadores para enfrentar la estrategia del poder, y así como ellos privilegian la lucha por el sentido común, que es el sentido de las clases dominantes, nosotros ratificamos y nos comprometemos a profundizar nuestra batalla de ideas para generar contra sentido por la vida y la emancipación de l@s trabajador@s y los pueblos.

Finalmente, convocamos a dar cumplimiento a nuestros compromisos asumidos en este IVº Encuentro Sindical Nuestra América, afirmando el carácter antiimperialista, anti capitalista y por el socialismo de nuestra construcción.

En la convicción que las clases dominantes pretenden resolver la crisis capitalista con mayor explotación de los trabajadores, desde el ESNA hacemos un llamamiento a la Unidad y lucha de la clase trabajadora en defensa de sus derechos y por la emancipación social, lo que supone promover un gran protagonismo político de los trabajadores en salvaguarda de sus intereses y la promoción de la integración alternativa de los pueblos.

Compañeras y compañeros: desde Managua, estamos llamando a encontrarnos nuevamente en México durante el 2012 para realizar el Vº Encuentro Sindical Nuestra América.

¡¡¡Unidos venceremos!!!

Managua, 27 de agosto de 2011


 

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